20 de junio de 2010

¿Y TÚ QUÉ SABES? - Ensayo sobre el libro y la película

Introducción
Tanto en el libro como en la película “¿Y tú qué sabes?” William Arnatz, Betsy Chasse y Mark Vicente integran la mayoría de los descubrimientos, pensamientos y teorías de los científicos actuales. Desafiando de este modo al lector y/u observador a integrar los avances y tendencias científicos en su vida cotidiana y en la de su comunidad.
Los temas que tratan permiten el descubrimiento de posibilidades infinitas para modificar patrones de comportamientos o percepciones. Tópicos como el conocimiento, ¿Quién soy?, ciencia y religión, cambio de paradigma, física cuántica, memoria y percepción, mensajes ocultos en el agua, ¿Por qué estamos aquí?, ser humano, entrelazamiento o mentes enlazadas, son abordados de manera profunda por los autores.
Algo importante en el estilo de estos autores, es que expresan la apertura de que el lector pueda cuestionar tanto los experimentos hechos por los científicos que ellos citan, así como también los planteamientos plasmados en su libro. Sin embargo, no dejan de desafiar al individuo al análisis serio y revisar paradigmas sin sentidos.
Tal y como lo expresan sus editores: “Este no es un libro que brinde respuestas definitivas, es un libro de preguntas que apuntan a ampliar la mente. Le muestra, no el sendero, sino las infinitas posibilidades”.



Conocimiento
Siempre he reflexionado sobre la realidad del saber o conocimiento adquirido por el ser humano. Esas reflexiones me han llevado a pensar que realmente sabemos muy poco, a pesar de lo mucho que presumimos saber. Por ejemplo, cuando observamos los adelantos de la ciencia y la tecnología muchos llegan a pensar que ya hemos llegado a un punto cumbre del conocimiento y los descubrimientos, incluso, algunos se preguntan si podrán descubrirse o inventarse otras cosas más asombrosas o impresionantes de las que hoy disfrutamos. Pero definitivamente llegará un tiempo, que toda esta asombrosa tecnología nos causará risas. Y es que siempre habrá montón de conocimientos por descubrir, por explorar, por inventar.
Repasando la historia de los descubrimientos, la historia de los procesos de avances tecnológicos y la historia del proceso evolutivo del conocimiento científico podemos afirmar que no importa “lo que sabemos que sabemos”, “lo que sabemos que no sabemos” y mucho menos “lo que no sabemos que no sabemos” en definitiva cualquier nuevo hallazgo repentino podría demostrarnos que no sabíamos nada.
Es impresionante el dato que los autores exponen sobre el hecho de que de los 400 mil millones de bits de información que procesamos por segundo sólo somos conscientes de 2000 bits de esa información. Esto nos replantea otra perspectiva en nuestro modo de cuestionar cualquier nuevo conocimiento, pues, al argumentar en contra de ese nuevo conocimiento deberíamos reflexionar y respondernos qué cantidad de esa conciencia es la que estamos argumentando. Sobre esta cuestión los autores nos enfrentan con la pregunta reflexiva: ¿Cómo podemos saber todo acerca de todas las cosas que no conocemos?

Debemos aceptar el concepto de que el conocimiento es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto en el centro del meridiano. Sin embargo, el punto de perfección en el conocimiento para la mente finita y humana tiene una cualidad de eternidad, es decir, necesitaríamos la eternidad para llegar al pleno conocimiento de todo, por lo que siempre nos la pasaremos aprendiendo. De ahí que se necesita de mentes abiertas para asimilar nuevos paradigmas en el conocimiento. Y este principio no sólo es aplicable a la historia de la humanidad, sino que debe ser aplicado a la cotidianidad individual.

Grandes preguntas
A los grandes descubrimientos que hoy disfruta la humanidad les precedieron, en su momento, grandes preguntas. Y es que las preguntas que se formule un individuo lo conducirá a explorar nuevas opciones, le permitirá colocarse desde un punto de vista más amplio, así como también podrá adentrarse a una realidad mayor.
La urgencia que tiene en el individuo el plantearse una gran pregunta, es que lo insertará en un viaje de nuevos descubrimientos. Incluso, en ese viaje se encontrará con respuestas a preguntas que no se había planteado, siempre y cuando la persona no sea de mente cerrada, sino poseedor de una mente abierta a todas las posibilidades.
Con frecuencia, muchos individuos y corporaciones tienen temor de hacerse grandes preguntas, esto obedece al hecho de que hacernos grandes preguntas nos enfrenta con una situación incómoda, nos abre las puertas a lo desconocido y nos enfrenta a posibilidades imprevisible. Sin embargo, eso debería ser lo emocionante y motivador de la experiencia, ya que nos dará la oportunidad de replantear nuestras direcciones.
Ha quedado demostrado que la formulación de preguntas que desafían las suposiciones y las verdades que se dan por sentadas en un momento determinado, es lo que ha logrado el progreso de la ciencia. De la misma manera llevándolo a un plano personal, el desprendernos de suposiciones acerca de nosotros mismos dará como resultado el progreso individual.

Ciencia y Religión
Albert Einstein llegó a expresar lo siguiente: “La ciencia sin religión está tullida; la religión sin ciencia está ciega”. Pero entonces, ¿a qué se ha debido el distanciamiento entre la ciencia y la religión?
Al analizar el recuento histórico que hacen los autores del libro en cuestión sobre el desafío al poder de la Iglesia; y combinándolo con otras investigaciones que he hecho sobre ciencia y religión, he podido notar que el resentimiento que arrastra la ciencia hacia la religión desde los tiempos de la Europa medieval obedece al hecho de que la Iglesia de entonces quería mantener control absoluto sobre todo conocimiento y ciencia, al punto de usar todo el poder político que también poseía en contra de las mentes pensantes. Si bien era cierto que existían científicos impulsados por un espíritu de irreverencia hacia lo divino, no menos cierto es que hubo una gran mayoría de investigadores coherentes, bien intencionados en su búsqueda del verdadero conocimiento.
Esta imposición de la Iglesia creó resistencia en muchos por la razón de que los argumentos para rebatirlos se basaban en supersticiones, tradiciones y en el poder de autoridad. Pero la verdad es que la verdadera ciencia armoniza con Dios, no necesariamente con religiones.

Es bueno que diferenciemos las épocas, las circunstancias y el contexto en que se producen los acontecimientos y las declaraciones. Por ejemplo, Karl Marx expresó: “La religión es el opio de los pueblos”. Cabe resaltar que esta frase es producto de su conocimiento de entonces de un poder político y religioso que por siglos mantuvo la ignorancia de los pueblos como un medio de mantener su hegemonía.
En esencia creo, que hay un Dios, o Poder Superior como usted quiera llamarle, y que al mismo tiempo posee una verdad científica, y toda religión y toda ciencia que transite el sendero de esa verdad deben armonizar. De lo contrario la falta de armonía en determinada investigación es señal de que una de las partes está errando el sendero.
Cuando hago mención de verdad científica me refiero al hecho de que el Dios que creó las leyes de la naturaleza que conocemos, también creó otras leyes que no conocemos. Por ejemplo, nosotros conocemos por milagros aquellos acontecimientos o hechos que no tienen explicación desde el punto de vista de las leyes naturales que conocemos, es el caso de caminar sobre las aguas, detener el giro de la tierra, entre otros. Sin embargo, estos hechos pueden obedecer a otras leyes que no conocemos y que trascienden a nuestra dimensión.
La diferencia que noto entre ciencia y religión, es que la primera basa sus creencias y convicciones únicamente en hechos medibles, lógicos y probables, mientras que la segunda, además, cree en lo espiritual para lo que sólo Dios tiene explicación, por aquello de que “lo infinito a Dios y lo revelado a los hombres”. Esta última frase no debe dejar al religioso de brazos cruzados, porque algunos la usan como excusa para no investigar, pues, ¿y qué si la providencia nos está mostrando que hay más conocimiento a nuestro alcance?

Cambio de paradigma
El concepto paradigma nos viene del griego paradeigma que significa modelo o ejemplo. En principio se aplicaba a la gramática para definir su uso en un cierto concepto, y a la retórica para referirse a una parábola o fábula. No fue sino a partir de los años 60s cuando comenzó a utilizarse para definir un patrón o modelo en cualquier disciplina científica.
El encargado de actualizar el término y darle el significado contemporáneo fue Thomas Kuhn, un filósofo y científico estadounidense. Él lo adaptó para referirse al conjunto de prácticas que definen una disciplina científica durante un período específico de tiempo.
El término también se utiliza para describir el conjunto de experiencias, creencias y valores que inciden en la forma en que un sujeto percibe la realidad y en su forma de respuesta. Esto quiere decir que un paradigma es también la manera en la que es entendido el mundo.
Tomando en cuenta este trasfondo podemos comprender mejor a los autores de ¿Y tú que sabes?, al presentarnos una serie de análisis tales como, paradigmas y sistemas de creencias, repercusiones del paradigma newtoniano, la evolución de los paradigmas científicos, entre otros.
Se refieren los autores a lo que ellos llaman el paradigma de los paradigmas, citando a William Tiller cuando explica una razón muy importante por la que el paradigma actual de la realidad científica debe cambiar: “No hay lugar en… nuestro paradigma actual para que entre ninguna forma de conciencia, intención, emoción, mente o espíritu. Y dado que nuestro trabajo muestra que la conciencia puede tener un efecto muy vigoroso en la realidad física, significa que, en última instancia, debe haber un cambio de paradigma, un cambio que permita incorporar a la conciencia; la estructura del universo debe expandirse más allá de lo que actualmente es, para permitirle el ingreso”.
Luego, el cambio paradigmático en curso no sólo debe verse desde el punto de vista de la ciencia. También debe aplicarse este principio al ámbito personal. Es posible que una persona tenga más posibilidades de éxito y superación personal de las que hasta el momento se haya percatado, sólo bastan ciertos cambios en el paradigma actual de su vida para llegar a descubrir otras oportunidades. De ahí que es importante que la persona cuestione los propios paradigmas individuales que gobiernan su realidad.

Realidad
Escuché en un tiempo a alguien expresar la idea de que en este mundo estamos pasando por una irrealidad visible para llegar a la realidad invisible. Aunque al parecer creamos nuestra realidad a través de la conciencia la verdad es que existe una realidad más allá de nuestras comprensiones.
La idea de que hay distintos niveles de realidad que existen simultáneamente, y que todos ellos son reales, constituye una información que puede ser muy útil para abordar las preguntas complicadas sobre la naturaleza de la realidad. Es decir, los niveles superficiales son reales por derecho propio, sólo cuando los comparamos con otros más profundos decimos que no son verdaderamente reales; no son el nivel esencial.
Siendo que nuestra actitud y nuestra perspectiva determinan cómo y de qué manera vamos a percibir la realidad, es de vital importancia que trabajemos la conciencia sobre bases sólidas.

Física Cuántica
Podemos definir la física cuántica como la que está basada en el principio según el cual la energía no se emite como un continuo, sino en unidades discretas.
Esta nueva revolución del conocimiento científico está replanteando muchos paradigmas. Incluso, ya existen aplicaciones de este principio que están dando sus resultados y aportes al avance de la ciencia y la tecnología. Además esta concepción de la física nos permite ver el Universo de una manera diferente y así también abordarlo. Tal como dijera Dan Winters, escritor científico, al referir que el Universo es un lugar extremadamente interactivo si lo abordamos desde la perspectiva cuántica. Y John Wheeler llegó a expresar la idea de que somos creadores viviendo en un Universo participativo y no tan sólo criaturas presentes en una era cósmica.
Al margen de las tantas teorías sobre el origen del Universo, pienso que el mismo es un todo interrelacionado desde lo más diminuto en su esfera de lo pequeño, hasta lo más extremadamente grande en la esfera de su basto espacio.
Definitivamente esta concepción del Universo afecta de manera significativa nuestra actitud existencial.

Memoria y percepción
Ami Goswami dice que debido a que las observaciones producen la memoria del cerebro, estas deben considerarse como mediciones cuánticas. Dando a entender que la memoria, que maneja asuntos del pasado, afecta nuestra percepción y al mismo tiempo afecta nuestra observación, lo que también afecta significativamente la realidad de lo que vemos.

Nuestra existencia
Si bien es cierto que se ha debatido mucho sobre el origen de la vida, no menos cierto es que se ha buscado incansablemente explicación a cuestiones relacionadas como mente sobre la materia, conciencia, ¿por qué estamos aquí?, ser humano, entrelazamiento o mentes entrelazadas, entre otras. Esta búsqueda de respuesta también precisa de un cambio de paradigma.
Respetando todo tipo de posiciones y teorías al respecto, creo que una mente inteligente creó de manera planificada. De hecho los cambios paradigmáticos de abordar las leyes físicas están dando cada vez más cabida a esta concepción.
Creo que ese ser superior no ha dejado nada suelto o al azar, y que todo obedece a leyes definidas y claras, leyes que la ciencia cada día va descubriendo y que algunas necesitarían de la eternidad para poderlas comprender. Incluso, como expliqué en párrafos anteriores, hasta lo que llamamos milagros responden a un sistema de leyes que trascienden a nuestra dimensión y comprensión.
No creo sin embargo, que el Ser Supremo haya trazado a cada persona una ruta predestinada, pues los descubrimientos y las mismas inferencias teológicas sugieren que se nos ha dotado de libre albedrío y que cada persona forja su destino a través de continuas decisiones.
Por otra parte, es responsabilidad del ser humano avanzar en la búsqueda de la voluntad de quien lo ha creado y cuál es la razón por la que le ha permitido la existencia.

Aplicaciones Personales de ¿Y tú qué sabes?

Salvo algunas argumentaciones y teorías con las cuales me permito discrepar, tanto el libro como la película ¿Y tú qué sabes?, muestran aplicaciones que serían muy útil a nuestra realidad cotidiana.
En mi entorno social, entre otras aplicaciones, sería provechoso hacerme grandes preguntas para llegar a grandes soluciones y descubrimientos. Esto me invita a no dar de lado a las problemáticas sociales, sino a iniciar una serie de grandes preguntas reflexivas de cómo podrían ser mejoras las circunstancias.
En mi entorno académico, el cambio de paradigma debe ser generado a través de nuevos enfoques en la búsqueda del conocimiento. Que al hacer investigaciones académicas esté siempre abierto a las muchas posibilidades del descubrimiento del saber, incluso, tener pendiente que en el sendero de la investigación se me pueden presentar señales de otras informaciones valiosas que no estaban dentro de mi agenda definida en la investigación.
En mi entorno laboral, puedo aplicar el concepto de entrelazamiento para hacer funcionar mis equipos de trabajo de manera dinámica y armoniosa. Que el concepto globalización pueda ser visto a través de esta óptica universal.

Referencia
ARNTZ, William; CHASSE, Betsy & VICENTE, Mark (2006). ¿Y tú qué sabes? Argentina, Editorial Kier.
EINSTEIN, Albert. One of my leter years. New York: Philosophical Library, 1950. p.26.

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